Lo admito: tengo mis supersticiones viajeras. No soy de las que leen el horóscopo cada mañana, pero si un día veo uno que dice que «se vienen cosas increíbles», pues oye, no me voy a quejar.
Lo que sí tengo claro es que hay cosas que es mejor no contar antes de tiempo. No porque tema que se gafen ni porque me asuste romper un espejo, sino porque hay gente que tiene el superpoder de sembrarte dudas sin que se lo pidas.
Porque si algo tengo claro es que me voy sí o sí. No hay marcha atrás. Ya tomé la decisión y no quiero que nadie me llene la cabeza con un festival de «¿Y si…?»
– «¿Y si no te gusta?»
–«¿Y si no encuentras trabajo después?»
–«¿Y si te arrepientes?»
• ¿Y qué pasa si sale todo diferente? •
Bueno, llevo años soñando con este viaje. Me lo he imaginado de 200 formas distintas y la que más me encaja es viajando sola. ¿Y si no es como me lo imaginaba? Menos mal que sé improvisar.
Si no encuentro trabajo… Bueno, pues tendré que hacer como media humanidad: reinventarme. A las malas, aprendo a hacer malabares y me planto en una plaza con un cartel de «Se aceptan donaciones (y bocatas).»
Pero, ¿Y si es la mejor decisión de mi vida? ¿Y si descubro algo que ni imaginaba? También podríamos preguntar «¿Y si un loro aprende a decir mi nombre y me sigue a todas partes?», pero lo mismo nos estamos adelantando un poco.
Obviamente, tengo mis dudas. No soy un robot programado para la aventura extrema. Pero si me dejara llevar por ellas, nunca haría nada. Así que hasta que tenga todo bien atado, seguiré en el anonimato. No por miedo, sino porque prefiero que mis pasos hablen por mí… y que sean mis supersticiones viajeras las que me den ese empujoncito extra
⇒ Nota: Todas las imágenes de este blog han sido generadas con inteligencia artificial (de momento) mas que nada, por darle mi toque personal .. Pero tranquila/o, cuando salga del anonimato, cambiaré la IA por instantáneas reales (y prometo que sin filtros extremos.. Keep it real)