Mi casa compartida
el dilema de "irse sin irse"
#myworldaround
Aquí viene otro tema delicado. Hay casas donde simplemente se convive bien… y luego está mi casa compartida, que es mucho más que eso. No es solo un lugar donde pagar el alquiler y compartir nevera sin que desaparezca misteriosamente tu brick de leche (Bueno aunque eso…). Esta casa tiene hasta nombre y cuenta de Instagram. Sí, ese nivel de icónica es. Pero, sobre todo, tiene una pequeña gran familia dentro.

Porque aquí no se trata solo de compartir techo, sino de compartir momentos. Somos carreras por las mañanas a ver quién sale antes para trabajar (o al menos así lo vivo yo). Nos unen lunes de pescado y «La Isla de las Tentaciones» (sí, sé que no encaja con nuestros principios, pero nos echamos unas risas juntos y eso es lo que cuenta). También los partidos de fútbol que al principio veía con cara de «qué hago yo aquí», pero que ahora disfruto solo por el ambientazo que generan, porque no es solo fútbol, es el punto de encuentro para amigos de dentro y fuera de casa.
Una Casa de las que llenan el 🎔

Por aquella frase «tía, tú como en tu casa» que se repitió tantas veces que terminé creyéndola. Somos fiestas temáticas que nos dejan anécdotas de por vida y un hogar donde siempre hay alguien con quien compartir un café y una charla profunda de esas que llenan.
En todo este tiempo de convivencia, esta casa me ha enseñado mucho. Que las mejores conexiones surgen en lo cotidiano, que la confianza se construye con pequeños detalles, y que, aunque cada uno tenga su vida, aquí hemos encontrado un equilibrio donde todo encaja.
Y hablando de equilibrio… esto tengo que contarlo. Un día, estábamos en un festival y decidimos bautizarnos con una palabra que representara a cada uno. Así que atentos: esta casa compartida está formada nada mas y nada menos que por Liderazgo, Vitamina, Conciencia y Equilibrio… ¿seréis capaces de adivinar quién es quién cuando por fin revele mi identidad?
Y aquí es donde me explota la cabeza: ¿qué hago con mi cuarto?
Pero claro, aquí viene el gran dilema. Porque no es solo mi hogar, es mi familia. Y aunque me voy con la emoción de la aventura, también me enfrento a una decisión complicada sobre mi habitación…
¿Mantengo mi habitación y sigo pagando mientras viajo? (Si mi presupuesto mochilero lo permite, sería el plan ideal. Así tendría la tranquilidad de saber que, pase lo que pase, siempre tendré mi hogar esperándome a la vuelta).

¿Subalquilo temporalmente mi cuarto hasta que vuelva? (Podría mantenerla y tener la certeza de que mi hogar sigue esperándome… buscar a alguien que encaje con nuestra locura y que, en cierto modo, mantenga vivo el espíritu de la casa mientras no estoy)

No sé aún cuál será mi decisión, pero sí sé que cuando ponga un pie fuera, voy a echar de menos todo esto… Mi casa compartida, hasta los pelos volando por toda la casa. Bueno, quizás esos no tanto… pero ya me entendéis. ♥
⇒ Nota: Todas las imágenes de este blog han sido generadas con inteligencia artificial (de momento) mas que nada, por darle mi toque personal .. Pero tranquila/o, cuando salga del anonimato, cambiaré la IA por instantáneas reales (y prometo que sin filtros extremos.. Keep it real)